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Bienestar y políticas públicas en materia deportiva. Un homenaje a Lalonde en el año de su fallecimiento 

  02/10/2023 08:00 Opinión


El ejemplo de las políticas sanitarias y de salud para las políticas en materia deportiva.

Una de las formas de expresar el bienestar es mediante el uso de indicadores de resultados intermedios . En el ámbito de la salud, como en otros sectores, se utilizan distintos tipos de indicadores que sirven para, por ejemplo, la evaluación económica de programas y políticas y, en general, como punto de apoyo en la toma de decisiones, es decir en la gestión a nivel macro y meso. Los valores de los indicadores, referidos a un determinado sistema, sirven también a efectos comparativos para monitorear cambios o para efectuar comparaciones con otros sistemas.

Los resultados arrojados por los indicadores de salud vienen explicados por elementos exógenos y por otros relacionados con dos tipos distintos de políticas: las políticas sanitarias y las políticas de salud. La aproximación conceptual a este enfoque surge a partir del diseño de modelos de los denominados determinantes de la salud. La primera formulación de esta peculiar función de producción de salud fue elaborada por el que fuera ministro de sanidad canadiense Marc Lalonde, hace aproximadamente cincuenta años. El Informe Lalonde describe la propuesta que se basa en la concepción holística de la salud. El estado de salud, individual y colectivo, se debe a cuatro grandes grupos de causas: la biológica (la carga genética y factores hereditarios), los comportamientos (estilos y hábitos de vida), el entorno (social y medioambiental) y, finalmente, las consecuencias de la organización y actuaciones derivadas del sistema sanitario, como responsable de los cuidados de salud .

Las políticas públicas en materia sanitaria son aquellas que se diseñan, proponen, ejecutan y evalúan desde los organismos públicos responsables de, entre otras cosas, la construcción de hospitales, la dotación de recursos tecnológicos avanzados para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades o la fijación de precios de los medicamentos.

Las políticas de salud, por su parte, consisten en aquellas que persiguen mejorar el estado de salud poblacional desde actuaciones de índole no sanitaria (la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad en los automóviles, el casco de los que van en motocicleta, patinete y bicicleta, la prevención de accidentes laborales, la limitación del consumo tabáquico o la prohibición del uso de determinadas sustancias tóxicas). Entre las políticas de salud hay dos tipos de acciones que tienen que ver con el deporte: las que se refieren al fomento y promoción de la actividad física y práctica deportiva como estilo de vida saludable y, en segundo lugar, otras como la seguridad en los recintos deportivos (tanto para los deportistas como para los espectadores) que redunda en mejor salud para todos, el diseño de ciudades saludables que permite, a su vez, que los que desean hacer actividad y ejercicio físico lo hagan en mejores condiciones técnicas, de manera más confortable y en la proximidad a sus domicilios y lugares de trabajo. Con este segundo bloque de medidas se persigue que, indirectamente, la salud de la población gane enteros con el deporte como aliado.

Práctica deportiva y salud

La práctica deportiva redunda, en general, en beneficios para la salud y el bienestar de aquellos que la practican de manera razonable. No es anecdótico que Lelonde ejerciera también de Ministro de Deporte Aficionado en Canadá, entre 1974 y 1976, ni que luego a esta cartera se le añadieran los temas de derechos e igualdad de mujeres y jóvenes. En este sentido me parece razonable el recuerdo a Lalonde como inspirador de la complementariedad en el diseño de políticas en favor de la salud de la población desde la perspectiva de las actuaciones en materia sanitaria y también deportiva.

Para hacer una comparativa con datos de los hábitos deportivos se ha utilizado los resultados del último Special Eurobarometer (2022) para poder comparar las cifras europeas con las españolas referidas al mismo momento del tiempo y con la misma metodología de encuesta. El 45% de los europeos encuestados afirma que nunca hace ejercicio físico o deporte. Entre los que señalan que sí lo hacen, tan solo algo más de una tercera parte, 38%, lo practica al menos una vez por semana. La mitad de los encuestados señala, por otra parte, que realiza otra actividad física al menos una vez a la semana, pero el 31%, es decir casi la tercera parte de los europeos, no llevan a cabo este tipo de actividad. De los resultados de esta consulta a los europeos destaca, a los efectos de la tesis mantenida, que casi la mitad de ellos (el 47%) dice que lo hace en espacios públicos y al aire libre, siendo esta cifra sensiblemente mayor que la del mismo tipo de encuesta llevada a cabo en 2017.

Por otra parte, los motivos más repetidos para hacer deporte, elegidos por los encuestados de entre una lista de 16 ítem de la que podían señalarse varios destaca el objetivo de mejorar el estado de salud (54%), seguido de mejorar la condición física (43%), relax (39%) y encontrarse bien (27%). Entre los encuestados españoles los motivos más señalados coinciden con la media europea pero con diferencias de 4 puntos porcentuales más en el caso de los motivos de salud, la mejoría en la condición física la apunta el 32% de los encuestados y el relax el 31%. La falta de tiempo es la barrera principal para hacer mayor práctica deportiva (41% de los casos en la media de los europeos entrevistados y algo más -el 46%- entre los españoles), seguido de la falta de motivación o interés (25% tanto a nivel europeo como español) y por motivos de salud por discapacidad o enfermedad (14% y 11%, respectivamente). El factor precio aparece señalado en el 10% de los casos entre los europeos y tan solo el 4% entre los españoles que, en cambio, sitúan la falta de hábito deportivo como un elemento desmotivador con un porcentaje de respuestas (14%) algo superior a la media europea (10%).

El Special Eurobarometer incluye en su última edición un conjunto de preguntas relativas a la relación entre el deporte y el media ambiente. Resulta minoritaria (46%) la manifestación de las consecuencias que la práctica deportiva tiene en el entorno físico. La cifra en el caso de los encuestados españoles es un poco más baja: el 42% de los entrevistados dice que no le presta atención al impacto que la práctica de la actividad física y el deporte puede tener en el medio ambiente, una cifra muy alejada de los resultados para Italia, Polonia, Rumanía (57%), Luxemburgo (55%) y Portugal y Hungría (54%). Complementariamente a estas cifras, el 24% de los europeos consultados, pertenecientes a un club o centro deportivo, manifiestan que en su entidad de referencia se han emprendido actuaciones respetuosas con el medio ambiente basadas en la reducción de residuos y su mejor gestión. Entre los españoles consultados esta cifra es tan solo del 11%, que nos sitúa en la cola de esta clasificación. Por otro lado, el 16% de los europeos dice que en su club o centro deportivo se promueve el uso de energía verde y el 14% que se han puesto en marcha medidas de eficiencia energética. Las cifras para el caso de España son del 10% y 7%. Además, resulta alarmante que casi la mitad de los europeos encuestados (48%) dice que, hasta donde llega su conocimiento de lo que hace su entidad deportiva, no son conscientes que se hayan puesto en marcha acciones sostenibles (y el 71% en el caso de los españoles entrevistados).

Déficit en materia de políticas de y para la salud, teniendo en cuenta el deporte.

El resultado en términos de bienestar que tiene que ver con el ejercicio y la actividad física, así como con la práctica de alguna disciplina deportiva por iniciativa propia, se refuerza con la decisión del facultativo médico que recomienda alguna dosis de actividad física como tratamiento para la recuperación del estado de salud o, simplemente como forma preventiva de mantenimiento del tono muscular, especialmente en el colectivo de personas de mayor edad. Las políticas encuadradas en el marco de actuación de las administraciones públicas responsables de acentuar la presencia del deporte en la vida cotidiana de los ciudadanos no terminan con las anteriores acciones. La seguridad de los elementos que están presentes en los equipamientos e instalaciones deportivas es otro de los aspectos que permite que hoy en día haya disminuido el número de accidentes provocados por el deterioro o inadecuada instalación de porterías, cestas, marcadores y gradas, entre otros. De manera análoga, el suelo de los campos de entrenamiento y juego es ahora más confortable, de mayor durabilidad, permite una mejor limpieza y está diseñado para prevenir lesiones en la práctica deportiva. Lo mismo sucede también con la calidad del agua y del ambiente en las láminas de agua de las piscinas.

Cuando hablamos de deporte también nos referimos a los eventos y al espectáculo deportivo. Los organizadores de eventos deportivos dedican buena parte de sus esfuerzos en la gestión para asegurar que los riesgos que conlleva cualquier actividad deportiva sean mínimos. Se trata de asegurar que los participantes lo hagan en las mejores condiciones físicas y mentales para prevenir lesiones y accidentes, que los espectadores (independientemente que el evento se contemple mediante el pago de una entrada a un recinto, o no, encuentren debidamente señalizado el recorrido, la instalación y las salidas de posibles emergencias. Esto significa que a los elementos puramente deportivos se añade un conjunto de directrices en materia de seguridad física de deportistas y espectadores. Estos elementos requieren de medidas que se toman en colaboración y estrecha cooperación con las fuerzas de seguridad (públicas y/o privadas), los responsables de la red de transporte y de emergencias médicas, así como la prevención de posibles incidencias en forma de incendios y similares.

Análogamente a lo que se constata en el ámbito sanitario, los resultados en salud son más favorables cuando se implementan políticas encaminadas a la prevención y tratamiento de las complicaciones en salud y que no pasan, necesariamente, por aumentar la partida del gasto. Para ello resulta adecuado compaginar políticas sanitarias con las que se derivan de las políticas en el ámbito deportivo, las de fomento a la movilidad sostenible en el ámbito urbano, el cuidado del entorno especialmente en el caso del deporte outdoor o la racionalización del transporte para deportistas y espectadores . Más no siempre significa mejor, lo más relevante es saber en qué y cómo se gasta, es decir perseguir la efectividad sin menospreciar la eficiencia. La receta, derivada de la sugerencia de Lalonde sobre la importancia de la complementariedad entre política, debería estar en la agenda de las políticas públicas como asunto de estado. Conseguir mejores indicadores de salud pasa por la colaboración y cooperación, entre otros, de los responsables en materia sanitaria, vivienda, urbanismo, movilidad, medio ambiente, turismo y deporte.


Carles Murillo Fort

Universitat Pompeu Fabra

UPF Barcelona School of Management


Referencias bibliográficas

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Marmot, M.G., Stansfeld, S., Patel, C., North, F., Head, J., White, I. et al. (1991). Health inequalities among British civil servants: the Whitehall II study. The Lancet. 337(8754): 1387-1393.

Murua, J. (2022). Ciudades activas, sostenibles y agenda urbana, en Monteagudo, M.J., Aranbarri, N. y Guerrero, B. (eds.) Ciudades circulares, cohesivas y creativas: 214-224. Ed. Los Libros de La Catarata.

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